Fracturas por estrés de pie y tobillo

Fracturas por sobrecarga del pie y el tobillo: descripción detallada

Las fracturas por estrés son lesiones frecuentes, especialmente en atletas y personas que realizan actividades físicas que someten a los huesos a esfuerzos repetidos. Estas fracturas son el resultado de la acumulación de pequeñas fuerzas repetitivas a lo largo del tiempo, que provocan daños microscópicos en el hueso. Si no se tratan, estas lesiones pueden evolucionar a fracturas más graves.

¿Qué son las fracturas por estrés?

Las fracturas por estrés son pequeñas grietas o fracturas en los huesos causadas por el estrés repetitivo o el uso excesivo. Suelen aparecer en huesos que soportan peso, como los del pie y el tobillo. En el pie y el tobillo, las fracturas por estrés suelen producirse en huesos como los metatarsianos, la tibia, el peroné, el calcáneo, el navicular y otros, que están sometidos a cargas continuas durante actividades como correr, saltar y marchar.

Las fracturas por estrés más frecuentes se producen en los metatarsianos y la tibia. La presencia de estas fracturas puede provocar dolor, hinchazón y molestias, y a menudo se diagnostican erróneamente como otro tipo de lesiones, lo que puede retrasar el tratamiento adecuado y aumentar el riesgo de complicaciones como la no unión o el dolor crónico.

Tipos de fracturas por estrés en el pie y el tobillo

1. Fracturas metatarsianas por estrés

Las fracturas metatarsianas por estrés son uno de los tipos más frecuentes de fracturas por estrés en la extremidad inferior, y representan el 38% de dichas lesiones. Los metatarsianos segundo y tercero son los más afectados, aunque las fracturas de los metatarsianos cuarto y quinto también son importantes debido a su mayor riesgo de no unión.

Una fractura metatarsiana por sobrecarga suele presentarse como un dolor en la parte media del pie que se desarrolla gradualmente. El segundo metatarsiano, en particular, es susceptible de lesionarse en atletas como las bailarinas de ballet, donde la lesión suele producirse por una flexión plantar extrema. Las opciones de tratamiento no quirúrgico, como el reposo y la inmovilización con yeso, suelen ser eficaces, pero en los casos más graves puede ser necesaria la cirugía.

2. Fracturas tibiales por estrés

Las fracturas tibiales por estrés se observan con mayor frecuencia en reclutas militares y corredores de larga distancia. Estas fracturas están causadas por un estrés repetido en la tibia, a menudo debido a una mala mecánica de carrera o a un entrenamiento excesivo. La localización más frecuente de las fracturas de tibia por sobrecarga es el tercio distal de la tibia, seguido de los tercios medio y proximal.

El tratamiento de las fracturas tibiales por estrés suele consistir en reposo absoluto durante 4 a 6 meses. En casos más graves o en deportistas, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. La resonancia magnética o la tomografía computarizada son útiles para confirmar el diagnóstico.

3. Fracturas del calcáneo por estrés

Las fracturas del calcáneo por sobrecarga suelen ser el resultado de impactos prolongados y repetitivos, como correr o saltar. Estas fracturas suelen cursar con dolor en el talón, que puede confundirse con una fascitis plantar o un espolón calcáneo. Se observan con mayor frecuencia en reclutas militares y atletas, especialmente en mujeres.

El diagnóstico suele confirmarse mediante resonancia magnética, ya que las radiografías pueden no detectar estas fracturas en sus inicios. El tratamiento inicial consiste en modificar las actividades para reducir la tensión en el talón, y las intervenciones más agresivas se reservan para los casos persistentes.

4. Fracturas Naviculares por Esfuerzo

Las fracturas naviculares por estrés son poco frecuentes pero potencialmente graves. Suelen asociarse a actividades de alto impacto, como correr o saltar. Pueden ser difíciles de diagnosticar debido a la vaguedad de los síntomas y a la elevada tasa de falsos negativos en las radiografías simples.

La inmovilización con yeso sin carga durante al menos seis semanas es la regla de oro para el tratamiento de las fracturas naviculares por estrés. Si fracasa el tratamiento conservador, puede ser necesaria la cirugía para facilitar la curación.

5. Fracturas del peroné por estrés

Las fracturas por estrés del peroné son relativamente raras, representando alrededor del 6,6% de las fracturas por estrés de las extremidades inferiores. Estas fracturas suelen ser el resultado de actividades como correr y saltar, y suelen diagnosticarse mediante resonancia magnética. El tratamiento suele consistir en reposo e inmovilización.

6. Otras fracturas por estrés

Otras fracturas por estrés menos frecuentes son las del astrágalo, el maléolo medial, los sesamoideos, el cuneiforme y el cuboides. Aunque poco frecuentes, estas fracturas pueden plantear importantes retos en términos de diagnóstico y tratamiento. Por ejemplo, las fracturas del astrágalo por sobrecarga, aunque poco frecuentes, pueden requerir una inmovilización prolongada sin carga de peso, y algunos casos requieren cirugía .

Factores de riesgo de las fracturas por estrés

Varios factores aumentan el riesgo de desarrollar fracturas por estrés. Entre ellos figuran:

  • Tensión repetitiva o uso excesivo: Actividades como correr, marchar o saltar someten a los huesos a esfuerzos submáximos repetidos que aumentan la probabilidad de fracturas.
  • Baja densidad ósea: Las personas con baja densidad ósea, como las que padecen osteoporosis o trastornos alimentarios, corren un mayor riesgo.
  • Sexo: Las mujeres, en particular aquellas con antecedentes de la tríada de la atleta femenina (baja densidad ósea, baja disponibilidad de energía y disfunción menstrual), son más propensas a las fracturas por estrés.
  • Calzado o técnicas de entrenamiento inadecuados: Un calzado inadecuado o un aumento brusco de la actividad física sin un acondicionamiento adecuado pueden contribuir a las fracturas por estrés.

Diagnóstico de las fracturas por estrés

El diagnóstico de las fracturas de pie y tobillo por sobrecarga puede ser difícil, especialmente en las fases iniciales. Las radiografías simples suelen ser insuficientes para detectar las fracturas por estrés, sobre todo en las fases iniciales. La resonancia magnética y la tomografía computarizada son más eficaces para identificar estas lesiones.

Tratamiento y gestión

La mayoría de las fracturas de pie y tobillo por sobrecarga pueden tratarse de forma conservadora. La piedra angular del tratamiento es el reposo y la modificación de la actividad para reducir la carga sobre el hueso afectado. A menudo se recomienda la inmovilización con una escayola u ortesis, especialmente en las fracturas de metatarsianos, navicular y tibia.

En el caso de fracturas más graves o que no se curan con tratamiento conservador, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. Las opciones quirúrgicas incluyen la fijación interna con tornillos o barras, especialmente en casos de fracturas que implican desplazamiento o no unión .

Conclusión

Las fracturas por estrés del pie y el tobillo son lesiones frecuentes que pueden afectar significativamente a la capacidad de una persona para realizar actividades físicas. El diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado son cruciales para prevenir complicaciones como la no unión o el dolor crónico. Una intervención precoz, combinada con un reposo adecuado y un tratamiento apropiado, puede conducir a una recuperación completa y a la vuelta a las actividades normales.

Al conocer los tipos, los factores de riesgo y las opciones de tratamiento de las fracturas por estrés en el pie y el tobillo, los profesionales sanitarios pueden ayudar a prevenir la discapacidad a largo plazo y mejorar los resultados de los pacientes.

Investigación

Una revisión publicada en 2024 en el Journal of Clinical Orthopaedics and Trauma destaca que las fracturas por estrés del pie y el tobillo se producen por cargas submáximas repetitivas sin una recuperación adecuada, lo que provoca microlesiones y, finalmente, fracturas. Estas lesiones son más frecuentes en atletas y militares, y suelen afectar a los metatarsianos, el calcáneo, el navicular y la tibia. Los autores subrayan la importancia de distinguir las fracturas de alto riesgo (navicular, astrágalo, sesamoideos, proximal del quinto metatarsiano) de las de bajo riesgo (calcáneo, cuboides, cuneiforme), ya que las primeras presentan tasas más elevadas de no consolidación y pueden requerir una fijación quirúrgica temprana. La RM sigue siendo la prueba de referencia para el diagnóstico, especialmente cuando las radiografías son normales. La mayoría de las fracturas de bajo riesgo responden bien al reposo y la rehabilitación gradual, mientras que las lesiones de alto riesgo pueden beneficiarse de la fijación interna o el injerto óseo. Los suplementos de vitamina D, el tratamiento con ondas de choque y los ultrasonidos pulsados de baja intensidad resultan prometedores, pero carecen de pruebas consistentes de superioridad. El estudio subraya la necesidad de un tratamiento personalizado en función del lugar de la fractura y el nivel de actividad, con atención preventiva a la carga de entrenamiento, el calzado y la salud ósea para reducir las recidivas y la discapacidad a largo plazo. («Estudio sobre el tratamiento actual de las fracturas de pie y tobillo por sobrecarga – véase PubMed«).

¿Tiene más preguntas?

Q. ¿Qué son las fracturas del pie y del tobillo por sobrecarga?
A. Las fracturas por estrés son pequeñas fisuras en los huesos del pie y el tobillo causadas por una fuerza repetitiva o un uso excesivo.

Q. ¿Cuáles son las causas más frecuentes de las fracturas por estrés en el pie y el tobillo?
A. Suelen estar causadas por una actividad repetitiva, un uso excesivo, un entrenamiento inadecuado, un calzado inadecuado o un aumento repentino de la actividad física.

Q. ¿Qué huesos del pie y del tobillo se ven afectados con más frecuencia por las fracturas por estrés?
A. Los metatarsianos, el calcáneo (hueso del talón), el navicular y la tibia se encuentran entre los huesos más comúnmente afectados.

Q. ¿Cuáles son los síntomas de una fractura del pie o del tobillo por sobrecarga?
A. Los síntomas incluyen dolor localizado que empeora con la actividad y mejora con el reposo, hinchazón, sensibilidad y posiblemente hematomas.

Q. ¿Cómo se diagnostican las fracturas por estrés?
A. El diagnóstico suele realizarse mediante una exploración física y estudios de imagen como radiografías, resonancias magnéticas o gammagrafías óseas.

Q. ¿Por qué una radiografía puede parecer inicialmente normal en una fractura por estrés?
A. Al principio de la lesión, la fractura puede ser demasiado sutil para mostrarse en una radiografía, y los signos pueden aparecer sólo al cabo de unas semanas.

Q. ¿Cuál es el tratamiento de las fracturas de pie y tobillo por sobrecarga?
A. El tratamiento incluye reposo, modificación de la actividad, inmovilización con bota o escayola y, en algunos casos, cirugía.

Q. ¿Cuándo se considera la cirugía para una fractura por estrés?
A. La cirugía puede ser necesaria si la fractura se encuentra en una localización de alto riesgo, no se cura con tratamiento conservador o está desplazada.

Q. ¿Cuánto tiempo se tarda en recuperarse de una fractura por estrés en el pie o el tobillo?
A. La recuperación suele llevar de 6 a 8 semanas, aunque puede ser más larga dependiendo de la localización y gravedad de la fractura.

Q. ¿Pueden prevenirse las fracturas por estrés?
A. Las estrategias de prevención incluyen técnicas de entrenamiento adecuadas, aumento gradual de la actividad, calzado adecuado y tratamiento de los problemas biomecánicos.

Q. ¿Quiénes corren mayor riesgo de sufrir fracturas por estrés?
A. Los atletas, los reclutas militares y las personas con osteoporosis o deficiencias nutricionales corren un mayor riesgo.

Q. ¿Qué ocurre si no se trata una fractura por estrés?
A. Si no se trata, la fractura puede empeorar, provocar una rotura completa o dar lugar a complicaciones a largo plazo y dolor crónico.

Dr. Mo Athar
Dr. Mo Athar
A seasoned orthopedic surgeon and foot and ankle specialist, Dr. Mohammad Athar welcomes patients at the offices of Complete Orthopedics in Queens / Long Island. Fellowship trained in both hip and knee reconstruction, Dr. Athar has extensive expertise in both total hip replacements and total knee replacements for arthritis of the hip and knee, respectively. As an orthopedic surgeon, he also performs surgery to treat meniscal tears, cartilage injuries, and fractures. He is certified for robotics assisted hip and knee replacements, and well versed in cutting-edge cartilage replacement techniques.
In addition, Dr. Athar is a fellowship-trained foot and ankle specialist, which has allowed him to accrue a vast experience in foot and ankle surgery, including ankle replacement, new cartilage replacement techniques, and minimally invasive foot surgery. In this role, he performs surgery to treat ankle arthritis, foot deformity, bunions, diabetic foot complications, toe deformity, and fractures of the lower extremities. Dr. Athar is adept at non-surgical treatment of musculoskeletal conditions in the upper and lower extremities such as braces, medication, orthotics, or injections to treat the above-mentioned conditions.

 

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