Fascitis plantar

La fascitis plantar, o fasciopatía plantar, es una afección frecuente y a menudo debilitante, que afecta sobre todo a los adultos. Es la causa más frecuente de dolor crónico en el talón y afecta a un amplio espectro demográfico, desde deportistas activos hasta personas más sedentarias. Esta afección se observa con frecuencia en corredores, personal militar y personas cuyas ocupaciones exigen permanecer de pie durante mucho tiempo, como el personal sanitario. El dolor suele manifestarse en la parte inferior del talón, y los síntomas son más graves durante los primeros pasos de la mañana, mejorando a menudo con el movimiento pero empeorando tras una actividad prolongada.

¿Qué es la fascitis plantar?

La fascia plantar es una banda gruesa de tejido conjuntivo que recorre la parte inferior del pie, conectando el talón con los dedos. Desempeña un papel vital en el soporte del arco del pie y ayuda a caminar. La fascitis plantar se produce cuando este tejido se sobrecarga, normalmente debido a un esfuerzo o presión repetitivos, provocando pequeños desgarros o cambios degenerativos en su punto de unión con el hueso del talón(calcáneo). Esta afección, aunque comúnmente se denomina fascitis plantar, se reconoce cada vez más como una afección degenerativa (fasciopatía), en la que la inflamación no es la causa principal.

Factores de riesgo de la fascitis plantar

Varios factores aumentan la probabilidad de desarrollar fascitis plantar. Entre ellos se incluyen:

  • Dorsiflexión limitada del tobillo: Una flexión insuficiente del pie hacia arriba, a menudo debido a la tensión de los músculos de la pantorrilla o de los tendones de Aquiles, conduce a una mecánica inadecuada del pie durante la marcha, lo que ejerce una tensión excesiva sobre la fascia plantar.
  • Exceso de peso corporal: Un mayor índice de masa corporal (IMC) aumenta la carga sobre los pies, agravando la tensión sobre la fascia plantar.
  • Tensión repetitiva del pie: Actividades como correr, realizar ejercicios militares o permanecer de pie durante periodos prolongados contribuyen al desarrollo de la afección.
  • Anomalías en la estructura del pie: Los individuos con pies planos o arcos altos son más propensos a la fascitis plantar debido a una mecánica anormal del pie que ejerce una tensión adicional sobre la fascia.

Síntomas y diagnóstico

El síntoma característico de la fascitis plantar es el dolor en el talón, que se siente sobre todo al dar los primeros pasos tras despertarse o después de estar sentado mucho tiempo. Este dolor tiende a disminuir con la actividad, pero puede reaparecer tras permanecer de pie o caminar durante un periodo prolongado. La exploración física suele revelar sensibilidad en la unión de la fascia plantar con el hueso del talón. La «prueba del molinete», en la que se realiza una dorsiflexión de los dedos de los pies para estirar la fascia, también puede provocar el dolor, confirmando el diagnóstico.

Aunque el diagnóstico es fundamentalmente clínico, puede recurrirse al diagnóstico por imagen en los casos persistentes o cuando se sospeche la existencia de otras afecciones. La ecografía y la resonancia magnética pueden ayudar a evaluar el grosor y la integridad de la fascia plantar y descartar otras posibles causas de dolor en el talón, como fracturas de estrés del calcáneo o atrapamiento nervioso.

Tratamiento no quirúrgico

La mayoría de los casos de fascitis plantar mejoran con tratamientos no quirúrgicos, y rara vez es necesaria la cirugía. El tratamiento inicial consiste en:

  • Modificación de la actividad: Reducción o alteración de las actividades que agravan la afección.
  • Ejercicios de estiramiento: Los estiramientos específicos del tendón de Aquiles y la fascia plantar ayudan a aliviar la tirantez y mejorar la flexibilidad.
  • Dispositivos ortopédicos: Las taloneras, los soportes para el arco del pie o las plantillas ortopédicas a medida pueden reducir la tensión sobre la fascia al caminar y estar de pie.
  • Antiinflamatorios no esteroideos (AINE): Pueden aliviar el dolor y la inflamación, aunque no son una solución a largo plazo.
  • Férulas nocturnas: Estos dispositivos mantienen el pie en posición de dorsiflexión mientras se duerme, lo que impide que la fascia se contraiga durante la noche, reduciendo así el dolor matutino.

En los casos más rebeldes, pueden considerarse tratamientos adicionales como inyecciones de corticosteroides, inyecciones de plasma rico en plaquetas (PRP) o terapia con ondas de choque. Estas terapias tienen como objetivo estimular la cicatrización y reducir la inflamación en la zona afectada.

Tratamiento quirúrgico

La intervención quirúrgica se reserva para quienes no responden a las medidas conservadoras al cabo de entre seis meses y un año. El procedimiento quirúrgico más común es la fasciotomía plantar, en la que se corta quirúrgicamente parte de la fascia para aliviar la tensión. Puede realizarse por vía abierta o endoscópica. Se ha demostrado que la fasciotomía endoscópica permite una recuperación más rápida y menos complicaciones en comparación con la cirugía abierta. Sin embargo, la cirugía no está exenta de riesgos, incluidas posibles complicaciones como la inestabilidad del arco plantar o la formación de cicatrices.

Conclusión

La fascitis plantar es una afección que, aunque dolorosa y a menudo duradera, suele responder bien al tratamiento conservador. La intervención precoz con reposo, estiramientos y plantillas ortopédicas puede mejorar significativamente los resultados. Para quienes no mejoran con estos métodos, pueden ser necesarios tratamientos más avanzados, como inyecciones o cirugía. La clave para tratar eficazmente la fascitis plantar reside en abordar las causas profundas de la afección, como la tensión muscular, la mecánica anormal del pie y la tensión excesiva de la fascia. Con el enfoque adecuado, la mayoría de los pacientes pueden esperar una mejora significativa de sus síntomas y volver a sus actividades normales.

Investigación

Una revisión basada en la evidencia 2025 por Nweke introdujo un marco de cuatro fases para el manejo de la fascitis plantar, basándose en más de 30 estudios de alta calidad de 2020-2025. El estudio hace hincapié en comenzar con enfoques conservadores de bajo riesgo, como estiramientos en casa, órtesis y terapia de frío antes de acostarse, que juntos pueden reducir el dolor en más de un 40%. Para los casos que persisten más allá de ocho semanas, tratamientos como la fotobiomodulación y la terapia con láser de baja intensidad han demostrado acelerar la curación, mientras que los casos crónicos pueden beneficiarse del plasma rico en plaquetas (PRP) o de inyecciones de factores de crecimiento, demostrando ambos una mejora superior del dolor y la función en comparación con los corticosteroides. Las opciones quirúrgicas, incluida la liberación endoscópica de la fascia plantar, se reservan para los casos resistentes después de un año de síntomas, y logran buenos resultados a largo plazo con tasas de complicaciones relativamente bajas. En general, este enfoque estructurado guía a los médicos a través de una escalada segura y escalonada desde los cuidados conservadores hasta las terapias avanzadas, mejorando tanto el tiempo de recuperación como la función a largo plazo. («Un estudio de 2025 esbozó un plan escalonado para la fascitis plantar: empezar con estiramientos, luego láser o PRP, y cirugía sólo si es necesaria – véase PubMed).

¿Tiene más preguntas?

Q. ¿Qué es la fascitis plantar?
A. La fascitis plantar es una afección caracterizada por la inflamación de la fascia plantar, una gruesa banda de tejido que recorre la parte inferior del pie y conecta el talón con los dedos. Esta inflamación suele ser el resultado de un esfuerzo o tensión repetitivos, lo que provoca dolor en el talón.

Q. ¿Cuáles son los síntomas habituales de la fascitis plantar?
A. El síntoma más frecuente es el dolor en el talón, especialmente al dar los primeros pasos por la mañana o tras periodos de inactividad. El dolor puede disminuir con la actividad, pero puede reaparecer tras permanecer mucho tiempo de pie o caminando.

Q. ¿Quién corre el riesgo de desarrollar fascitis plantar?
A. Entre las personas de riesgo se incluyen aquellas con dorsiflexión limitada del tobillo, exceso de peso corporal, estrés repetitivo del pie por actividades como correr o permanecer de pie durante largos periodos, y aquellas con anomalías en la estructura del pie como pies planos o arcos altos.

Q. ¿Cómo se diagnostica la fascitis plantar?
A. El diagnóstico es fundamentalmente clínico, basado en los síntomas y la exploración física. La «prueba del molinete», en la que se realiza la dorsiflexión de los dedos de los pies para estirar la fascia, puede provocar dolor. En los casos persistentes pueden utilizarse técnicas de imagen como la ecografía o la resonancia magnética para evaluar el grosor y la integridad de la fascia plantar.

Q. ¿Cuáles son los tratamientos no quirúrgicos de la fascitis plantar?
A. Los tratamientos no quirúrgicos incluyen la modificación de la actividad, ejercicios de estiramiento para el tendón de Aquiles y la fascia plantar, dispositivos ortopédicos como taloneras o soportes para el arco plantar, y antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para reducir el dolor y la inflamación.

Q. ¿Cuándo se considera la cirugía para la fascitis plantar?
A. La cirugía rara vez es necesaria y normalmente se considera sólo después de 6 a 12 meses de tratamientos no quirúrgicos sin éxito. Las opciones quirúrgicas pueden incluir la liberación de la fascia plantar u otros procedimientos para aliviar los síntomas.

Q. ¿Puede reaparecer la fascitis plantar después del tratamiento?
A. Sí, la fascitis plantar puede reaparecer, sobre todo si no se tratan factores de riesgo como el estrés repetitivo del pie o el calzado inadecuado. Las medidas preventivas incluyen mantener un peso saludable, llevar calzado de apoyo y continuar con los ejercicios de estiramiento.

Q. ¿Existen complicaciones asociadas a la fascitis plantar?
A. Aunque las complicaciones son poco frecuentes, la fascitis plantar no tratada puede provocar dolor crónico en el talón, alteraciones de la marcha y el posible desarrollo de otros problemas en el pie debido a cambios compensatorios en la marcha.

Q. ¿Cuánto tiempo se tarda en recuperarse de una fascitis plantar?
A. El tiempo de recuperación varía; muchas personas experimentan una mejoría en varios meses con el tratamiento adecuado. Sin embargo, algunos pueden tener síntomas persistentes durante más tiempo.

Q. ¿Es lo mismo una fascitis plantar que un espolón calcáneo?
A. No, la fascitis plantar se refiere a la inflamación de la fascia plantar, mientras que un espolón calcáneo es un crecimiento óseo en la parte inferior del hueso del talón. Los espolones calcáneos pueden desarrollarse como resultado de la fascitis plantar, pero no son la misma afección.

Q. ¿Puede la pérdida de peso ayudar con la fascitis plantar?
A. Sí, la pérdida de peso puede ayudar a reducir la tensión en los pies, especialmente en la fascia plantar. Un menor peso corporal puede disminuir la presión sobre el talón, lo que puede reducir el dolor y el riesgo de desarrollar fascitis plantar.

Q. ¿Es seguro seguir haciendo ejercicio con fascitis plantar?
A. Por lo general, es seguro seguir haciendo ejercicio con fascitis plantar, pero es necesario introducir modificaciones. Las actividades de bajo impacto, como la natación o el ciclismo, pueden preferirse a las de alto impacto, como correr, para evitar agravar la afección. A menudo se recomiendan ejercicios de estiramiento y fortalecimiento.

Q. ¿Cómo ayudan las plantillas ortopédicas a la fascitis plantar?
A. Las plantillas ortopédicas a medida ayudan a sostener el arco plantar, reducen la presión sobre la fascia plantar y mejoran la alineación del pie. Pueden adaptarse a la forma del pie de cada persona y a su forma de caminar, aliviando el dolor y previniendo daños mayores.

Q. ¿Puedo utilizar hielo para la fascitis plantar?
A. Sí, aplicar hielo en la zona afectada puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor. Se recomienda aplicar hielo en el talón durante 15 a 20 minutos varias veces al día, sobre todo después de la actividad, para ayudar a controlar los síntomas.

Q. ¿Qué papel desempeña la fisioterapia en el tratamiento de la fascitis plantar?
A. La fisioterapia desempeña un papel importante en el tratamiento de la fascitis plantar. Un fisioterapeuta puede guiar a los pacientes a través de ejercicios específicos para estirar la fascia plantar y fortalecer los músculos del pie y la parte inferior de la pierna, lo que puede mejorar la flexibilidad, reducir el dolor y prevenir la recurrencia.

Dr. Mo Athar
Dr. Mo Athar
A seasoned orthopedic surgeon and foot and ankle specialist, Dr. Mohammad Athar welcomes patients at the offices of Complete Orthopedics in Queens / Long Island. Fellowship trained in both hip and knee reconstruction, Dr. Athar has extensive expertise in both total hip replacements and total knee replacements for arthritis of the hip and knee, respectively. As an orthopedic surgeon, he also performs surgery to treat meniscal tears, cartilage injuries, and fractures. He is certified for robotics assisted hip and knee replacements, and well versed in cutting-edge cartilage replacement techniques.
In addition, Dr. Athar is a fellowship-trained foot and ankle specialist, which has allowed him to accrue a vast experience in foot and ankle surgery, including ankle replacement, new cartilage replacement techniques, and minimally invasive foot surgery. In this role, he performs surgery to treat ankle arthritis, foot deformity, bunions, diabetic foot complications, toe deformity, and fractures of the lower extremities. Dr. Athar is adept at non-surgical treatment of musculoskeletal conditions in the upper and lower extremities such as braces, medication, orthotics, or injections to treat the above-mentioned conditions.

 

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