Deformidades del dedo menor del pie: Patología y tratamiento
Las deformidades de los dedos menores de los pies son una afección frecuente tanto en entornos clínicos como quirúrgicos, con importantes implicaciones para la movilidad y la calidad de vida. Aunque estas deformidades pueden aparecer gradualmente o ser consecuencia de un traumatismo, el calzado inadecuado y ciertas afecciones del pie, como el hallux valgus, pueden contribuir a su progresión.
Anatomía y función de los dedos menores de los pies
Los dedos menores, que suelen ser el segundo, tercero, cuarto y quinto, son cruciales para mantener el equilibrio y facilitar una marcha eficiente. Cada dedo está compuesto por tres falanges: distal, media y proximal, que se articulan con los huesos metatarsianos en la articulación metatarsofalángica (MTPJ). Los músculos que controlan los movimientos de los dedos menores son el flexor largo de los dedos (FDL) y el flexor corto de los dedos (FDB), que flexionan las articulaciones, y el extensor largo de los dedos (EDL) y el extensor corto de los dedos (EDB), que extienden los dedos. Estos músculos son fundamentales para que los dedos se despeguen del suelo al caminar y correr.
El mecanismo de cabrestante, descrito por Hicks en 1954, desempeña un papel fundamental en la biomecánica del pie al hacer palanca en los dedos como un mecanismo de resorte. Este sistema ayuda a absorber los impactos y facilita la propulsión durante la fase de apoyo de la marcha, y los dedos menores desempeñan un papel clave en la distribución de la carga de las cabezas de los metatarsianos para garantizar una sustentación uniforme del peso.
Patología de las deformidades del dedo menor del pie
Las deformidades de los dedos menores incluyen el dedo en garra, el dedo en martillo, el dedo en maza y el dedo cruzado, cada uno de los cuales es resultado de un desequilibrio en las fuerzas que actúan sobre los dedos. Estas deformidades suelen estar relacionadas con la
- Claw Toe: Caracterizado por la hiperextensión de la articulación temporomandibular con flexión en las articulaciones interfalángicas proximal y distal (articulaciones temporomandibulares proximal y distal), el dedo en garra se observa a menudo en afecciones como los trastornos neuromusculares. Con el tiempo, las fuerzas anormales provocan el acortamiento de los músculos intrínsecos, haciendo que los dedos permanezcan en posición flexionada, lo que puede dificultar la correcta sustentación del peso durante la marcha.
- Dedo en martillo: Esta afección suele afectar a la articulación periprotésica, lo que provoca una postura flexionada en esta articulación. A menudo asociado con el hallux valgus o la artritis inflamatoria, el dedo en martillo es el resultado de un desequilibrio en las fuerzas musculares que actúan sobre el dedo. Los flexores se vuelven dominantes, tirando del dedo hacia una posición flexionada, mientras que los extensores no consiguen contrarrestar esta fuerza. En algunos casos, el MTPJ puede llegar a hiperextenderse a medida que progresa la enfermedad.
- Mallet Toe: Un dedo en martillo se define por la flexión de la articulación DIPJ, normalmente como resultado de la presión ejercida sobre el dedo por un calzado apretado. Esta condición puede ser flexible inicialmente, pero puede llegar a ser permanente a medida que las estructuras articulares, incluyendo los tendones y ligamentos, se tensan con el tiempo .
- Dedo del pie cruzado: El dedo cruzado se observa a menudo en mujeres, sobre todo en las mayores de 50 años. La deformidad se produce cuando el dedo del pie se desplaza lateral o medialmente, afectando a menudo al segundo dedo, lo que provoca una superposición con los dedos adyacentes. Esta afección está relacionada con el hallux valgus y puede causar molestias y trastornos funcionales .
Evaluación y diagnóstico
Una evaluación exhaustiva de las deformidades del dedo menor del pie implica la revisión de los antecedentes del paciente, incluido cualquier traumatismo, diabetes o afección inflamatoria previos. También deben tenerse en cuenta el calzado, la ocupación y los antecedentes familiares. La exploración física debe centrarse en la identificación de callosidades o zonas de presión en los dedos y en la evaluación de la flexibilidad de las articulaciones MTPJ y PIPJ. La prueba de Lachman para la inestabilidad de la MTPJ se considera patognomónica de disfunción articular .
Para evaluar la deformidad y su repercusión en las estructuras circundantes se utilizan técnicas de imagen, como radiografías simples, resonancias magnéticas o ecografías. En caso de sospecha de desgarro o inestabilidad de la placa plantar, los artrogramas por IRM pueden ofrecer más información.
Opciones de tratamiento no quirúrgico
Para muchos pacientes, los tratamientos no quirúrgicos son eficaces para controlar los síntomas y evitar una mayor progresión de las deformidades de los dedos de los pies. Estos enfoques incluyen:
- Modificaciones del calzado: Los zapatos con una puntera más ancha pueden reducir la presión sobre los dedos y evitar la exacerbación de las deformidades. Deben evitarse los tacones altos.
- Almohadillas y fundas para los dedos: Las almohadillas de silicona y las fundas para los dedos de los pies pueden proteger los puntos de presión y aliviar las molestias .
- Plantillas ortopédicas: Las plantillas de descarga metatarsal pueden ayudar a redistribuir la presión de las cabezas metatarsales, reduciendo el dolor asociado a la metatarsalgia .
- Inyecciones de corticoides: La capsulitis y la inflamación alrededor del MTPJ pueden responder a las inyecciones de corticosteroides, reduciendo el dolor y la hinchazón .
Tratamiento quirúrgico
Cuando fracasan las medidas conservadoras, puede ser necesaria la cirugía para corregir la deformidad y restablecer la función. Los objetivos quirúrgicos incluyen realinear las articulaciones de los dedos afectadas, estabilizar el MTPJ y restablecer el equilibrio entre los músculos flexores, extensores e intrínsecos.
- Inestabilidad del MTPJ: En los dedos en garra y en martillo, la inestabilidad del MTPJ debe tratarse en primer lugar, a menudo mediante la liberación o el alargamiento del extensor, seguido de capsulotomía o, en casos más graves, transferencia del tendón flexor al extensor .
- Procedimientos de osteotomía: La osteotomía de Weil, un procedimiento comúnmente realizado para la metatarsalgia y las deformidades de los dedos, consiste en acortar el metatarso para reducir la presión sobre el dedo afectado. Los estudios muestran buenos resultados, con una reducción de las callosidades y un mejor alivio del dolor postoperatorio .
- Transferencias de tendones flexores y extensores: Las transferencias tendinosas se utilizan con frecuencia en los dedos en garra y en martillo para restablecer el equilibrio y evitar su reaparición. La transferencia de flexor a extensor, descrita originalmente por Girdlestone-Taylor, es especialmente útil para corregir la hiperextensión de la articulación temporomandibular.
- Dedo en martillo: Para el dedo en martillo, una tenotomía flexora suele ser eficaz en las fases iniciales y flexibles. En los casos más graves, puede ser necesaria la fusión de la articulación DIPJ .
- Dedo cruzado: Los dedos cruzados pueden requerir liberaciones más complejas de los tejidos blandos y posiblemente osteotomías, como la osteotomía de Weil, para realinear el dedo afectado. En casos avanzados, puede ser necesaria una transferencia de flexor a extensor.
Cirugía mínimamente invasiva
Las técnicas mínimamente invasivas se han hecho cada vez más populares para tratar las deformidades del dedo menor del pie. Procedimientos como la tenotomía flexora percutánea y las osteotomías metafisarias metatarsianas distales (DMMO) ofrecen una cicatrización reducida, una recuperación más rápida y menos dolor postoperatorio en comparación con la cirugía abierta tradicional . Sin embargo, estas técnicas requieren una formación especializada para evitar complicaciones como lesiones nerviosas y tendinosas .
Conclusión
Las deformidades de los dedos menores, aunque frecuentes, pueden provocar una discapacidad importante si no se tratan adecuadamente. El tratamiento varía desde métodos no invasivos, como la modificación del calzado y el acolchado, hasta procedimientos quirúrgicos más invasivos destinados a restablecer la función y aliviar el dolor. La clave del éxito radica en un conocimiento profundo de la anatomía y la patología de los dedos del pie, así como en estrategias de tratamiento individualizadas que respondan a las necesidades únicas de cada paciente.
Al adaptar las intervenciones al tipo y la gravedad específicos de la deformidad, los cirujanos ortopédicos pueden mejorar los resultados y la calidad de vida de los pacientes.
Investigación
Un estudio reciente publicado en Archives of Orthopaedic and Trauma Surgery presenta un procedimiento de tenodesis del flexor mínimamente invasivo para tratar las deformidades del dedo menor del pie. La técnica ancla los tendones flexor digitorum longus y brevis a la base del hueso del dedo mediante un pequeño implante, con lo que se restablece la alineación y la función adecuadas y se minimiza la rigidez. En un pequeño grupo de pacientes, el método logró una corrección y un alivio del dolor excelentes, sin complicaciones como dedo flotante o rigidez articular. Estos resultados ponen de relieve que la tenodesis del flexor es una opción moderna y prometedora para los pacientes que precisan una corrección quirúrgica de las deformidades del dedo menor. («Estudio reciente sobre la tenodesis flexora para las deformidades del dedo menor del pie – véase PubMed«).
¿Tiene más preguntas?
Q. ¿Qué son las deformidades de los dedos menores del pie?
R. Las deformidades de los dedos menores del pie se refieren a anomalías en el segundo, tercer, cuarto o quinto dedo del pie que afectan a su posición, forma o función.
Q. ¿Cuáles son los tipos más comunes de deformidades del dedo menor del pie?
R. Los tipos más comunes son el dedo en martillo, el dedo en garra y el dedo en maza.
Q. ¿Cuáles son las causas de las deformidades de los dedos menores del pie?
R. Entre las causas se incluyen desequilibrios musculares, traumatismos, artritis, calzado inadecuado y afecciones neurológicas subyacentes.
Q. ¿Cómo puede un desequilibrio muscular provocar deformidades en los dedos menores de los pies?
R. El desequilibrio muscular puede hacer que los tendones tiren de forma desigual de los dedos de los pies, dando lugar a posiciones anómalas de los mismos.
Q. ¿Cómo pueden los traumatismos causar deformidades del dedo menor del pie?
R. Los traumatismos como fracturas o luxaciones pueden alterar la alineación y función normales de los dedos del pie.
Q. ¿Cómo contribuye la artritis a las deformidades de los dedos menores de los pies?
R. La artritis puede causar inflamación y daños en las articulaciones, provocando deformidades en los dedos de los pies.
Q. ¿Pueden los zapatos causar deformidades de los dedos menores?
R. Sí, los zapatos apretados o mal ajustados pueden forzar los dedos de los pies a posiciones anormales con el tiempo.
Q. ¿Cuáles son los síntomas de las deformidades de los dedos menores del pie?
R. Los síntomas incluyen dolor en los dedos, hinchazón, dificultad para llevar calzado, callos, durezas y anomalías visibles en los dedos.
Q. ¿Cómo se diagnostican las deformidades del dedo menor del pie?
R. El diagnóstico implica una exploración física y puede incluir radiografías para evaluar el grado de deformidad.
Q. ¿Qué tratamientos no quirúrgicos existen para las deformidades de los dedos menores de los pies?
R. Los tratamientos no quirúrgicos incluyen el cambio de calzado, el uso de plantillas ortopédicas, ejercicios para los dedos de los pies y almohadillado de callos y durezas.
Q. ¿Cuándo se considera la cirugía para las deformidades del dedo menor del pie?
R. La cirugía se considera cuando los tratamientos no quirúrgicos no alivian los síntomas o la deformidad es grave.
Q. ¿Qué opciones quirúrgicas existen para las deformidades del dedo menor del pie?
R. Las opciones quirúrgicas pueden incluir la liberación de tendones, la transferencia de tendones, la fusión articular o la resección ósea.
Q. ¿Cuánto dura la recuperación tras una intervención quirúrgica de deformidad del dedo menor del pie?
R. La recuperación puede variar, pero suele ser de varias semanas a meses, e incluye reposo, carga limitada de peso y fisioterapia.
Q. ¿Pueden reaparecer las deformidades de los dedos menores después del tratamiento?
R. Sí, es posible que reaparezcan, sobre todo si no se tratan las causas subyacentes, como un calzado inadecuado o afecciones sistémicas.
Q. ¿Cómo puedo prevenir las deformidades de los dedos menores del pie?
R. Las estrategias de prevención incluyen el uso de calzado adecuado, evitar los tacones altos y realizar ejercicios de fortalecimiento de los dedos del pie.

Dr. Mo Athar
